El microrrelato es una obra narrativa cuya característica principal es la brevedad. Un microrrelato puede tener una extensión de hasta 2 ó 3 páginas, pero normalmente van a estar compuestos por unas cuantas líneas, incluso los hay con 1 único renglón.
Hay autores muy famosos que se han dedicado a este género: Gabriel García Márquez (premio Nobel colombiano), Augusto Monterroso (guatemalteco), Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, etc.
Según
David Lagmanovich, son "
cuentos concentrados al máximo, bellos como teoremas [...] que ponen a prueba nuestras maneras rutinarias de leer".
Pero no sólo eso, son muy difíciles de construir. Porque se trata de eliminar todo lo superfluo, de condensar y de conseguir sugerir al lector más que de explicar.
De mundodu.net he sacado estos tres ejemplos de microrrelatos:
Nos gustaba disfrazarnos para salir de farra los sábados, aunque la ocasión no lo mereciera, aunque no se celebrara nada. Nos gustaba disfrazarnos y creernos el disfraz, adoptar el rol y ser lo que no éramos.
Hacíamos fines de semana monográficos, todos de perro, todos de presentador de telediario, todos de hortaliza... Hasta el día en que nos disfrazamos todos de jovencitas adolescentes. Paco estaba preciosa. Empezamos jugando y hoy somos pareja estable. Lo único triste es que dejamos de disfrazarnos los fines de semana.
Para el sábado por la noche yo suelo llevar vestidos entallados y a Paco le gustan más las minifaldas.
«Si allí donde hay humo hay fuego, en este armario necesariamente hay un huevo», pensé entre desconcertado y satisfecho del silogismo al encontrar la gallina entre las camisas. Lo hallé en el cajón de los calcetines blancos, destacando por lo moreno.
A la vuelta del trabajo, un pato me esperaba bebiendo en el fregadero. Le pregunté qué hacía allí. No supo explicarse.
Encontré su huevo, pues no era pato sino pata, en el carrito de las verduras.
No conociendo las costumbres alimentarias de estas especies, opté por pedir pizza. La comimos viendo televisión, pues había transportado los huevos al sofá, de manera que pudieran empollarlos (y empatarlos) con mayor comodidad.
Fue la pata quien comenzó a hablar. No entendí una palabra. Intervino la gallina:
–He de ir a por tabaco. ¿Te importaría hacerte cargo de mi huevo?
–Faltaría más, ve tranquila.
–Te acompaño –sospecho que dijo la palmípeda, a quien de nuevo no entendí. Ambas salieron.
Me acuclillé con ambos huevos bajo las posaderas. Así llevo dos semanas. Las muy traidoras no han vuelto.
El mosquito vino para picarme, estoy seguro. Primero dió varias vueltas de reconocimiento sobre mi cabeza, relamiéndose y sin quitarle ojo al lustre de mi calva. El lugar ideal para un discreto aterrizaje y una posterior y placentera succión, deduje achinando los ojos. Lo oí zumbar y me quedé quieto, con el pitillo en la boca. Se posó disimulando sobre mi mano derecha –que dejé astutamente como cebo sobre la mesa– y aunque soy diestro, aproveché que la tenía cargada, la saqué con la zurda de la sobaquera y apunté lo mejor que pude.
–Muere, vampiro– dije apretando el gatillo.
El tiro lo reventó, salpicando de tripitas y de sangre la pared. Y entonces, sonriendo, con la Beretta en alto por si volvía otro, fui a quitarme el cigarro de los labios y no pude.
Vuestra tarea es la siguiente:
1.- Leer los microrrelatos.
2.- Escribir un resumen de cada uno de ellos.
3.- Dar vuestra opinión personal de cada uno de los microrrelatos.
4.- Escribir uno de unas 5 líneas.
¡Adelante: echadle imaginación!